martes, 25 de enero de 2022

 Kyra Galván, insumisa y rebelde

En el llamado INBAL de los años setenta me invitaron a visitar los talleres de literatura que coordinaban Augusto Monterroso, de narrativa, y Juan Bañuelos, de poesía. Tuve el privilegio de ser amigo de ambos, y de que mi visita no fuera de cortesía. La nómina de los discípulos ahora asombraría a los lectores, por el buen tino, aunque no todos fueron logrados pero sí todos célebres.

                El taller de Bañuelos dio a las prensas un volumen colectivo, El cuello de la botella, en donde sobresalía un poema, “Contradicciones ideológicas al lavar un plato”, de una muy joven y entonces rebelde y contestataria Kyra Galván, que militaba en un grupo notable más por sus posturas que por sus logros, el “infrarrealismo”. Tuve en esa época el honor y placer de reseñar el volumen colectivo y de resaltar el poema de Galván, poema que en poco tiempo fue incluido en antologías preparadas por Carlos Monsiváis (Poesía mexicana del siglo XX), José Joaquín Blanco (… ), Gabriel Zaid (Ómnibus de poesía mexicana) (posteriormente, Monsiváis la excluyó de una edición posterior) y una antología de literatura mexicana (Promexa).

                Desde luego, el poema era la joya de la corona del primer poemario individual de Kyra Galván, Un pequeño moretón en la piel de nadie, editado en 1982 en Editorial Contraste, que funcionaba en la célebre librería Contraste que albergaba también el cine club Buñuel, ambos patrocinados por el famoso Raúl Guzmán.

                El volumen, de 83 páginas, adquirió celebridad pese a su escaso tiraje de mil ejemplares y su mala distribución, una edición sin la belleza que requería el libro; parte de esa fama se debió a las “Contradicciones…”, que es uno de los mejores poemas de temática femenina, la voz de una mujer que reclama la independencia, la libertad, la individualidad de la mujer pero que no renuncia a la necesidad de maquillaje, al reconocimiento del hombre, ni a la vanidad de sentirse deseada, al deseo de saber qué se siente ser hombre, ese amigo / amado / enemigo / desconocido.

                Veintitrés años después el volumen fue reeditado por La Centena, colección dirigida por Víctor Manuel Mendiola, coeditada por Verdehalago y Conaculta, con mejor papel, tipografía más elegante, diseño más profesional. La única diferencia es que la primera edición estaba dedicada a Tatiana Galván, Juan Bañuelos y Jorge Ayala Blanco, y la nueva ya sólo a Tatiana, hermana de la autora.

                Con cierta injusticia, Galván adquirió fama por este libro, aunque siguió publicando otros, de calidad semejante, con algunos hallazgos que la reafirman como una de las mejores poetisas (término avalado y autorizado por María Moliner, autora del mejor diccionario del español actual, en palabras de José Emilio Pacheco) mexicanas; casi todos los poemarios fueron incluidos en Incandescente (Ediciones Cal y Arena, 2010), edición que no hace lucir la poesía por un diseño más adecuado para la prosa que para la poesía; ese tomo recopilatorio resalta las virtudes de Galván: contundencia, brevedad pero no el tono menor que es el que más han usado muchas de las mexicanas que han escrito poesía: las ideas resaltan, se asoman, se dejan ver oír y tocar; no son declaraciones de independencia sino de vivencias, las ideas  se dejan escuchar de una manera contundente, pero no liberan batallas, no relatan experiencias, no son un llamado a la rebeldía, sin embargo el lector sale transformado después de la lectura; no incitan pero modifican, provocan cambios aunque el lector no lo note.

                En Inédito diamante (I-Kygai, 2018), un volumen posterior, colectivo como el Cuello de la botella, y que reúne poemas inéditos de Angelina Muñiz-Huberman, Mariángeles Comesaña, Liliana Godoy, Ethel Krauze y la propia Kyra, que tuve el placer y honor de prologar, los poemas incluidos hablan de heroínas que no pueden serlo, que no alcanzan la emancipación, donde las mujeres siempre serán juzgadas, y más prisioneras mientras más libres sean.

 

Ahora me hace llegar, generosamente, La cuestión palpitante, bajo el sello Bon Art, UACM y K-Kygai, su nuevo poemario; luego de un principio un tanto dubitativo, resurge la escritora de Un pequeño moretón en la piel de nadie: la mujer que ante el espejo se interroga, observa a las demás mujeres y sabe que les falta libertad aunque les sobre voluntad, que se saben iguales a las demás pero al mismo tiempo son integrantes de un género fuerte pese a sus debilidades, o precisamente por ellas; la protagonista de las “Contradicciones ideológicas al lavar un plato” (¿es necesario repetir que es uno de los poemas más importantes de la literatura mexicana?) se asoma para recordarnos que la suya es una batalla triunfante precisamente porque todos los días sale derrotada, y se levanta para proclamar una victoria fugaz pero digna, insatisfecha ante las palabras reconfortantes, nueva víctima como Cleopatra, Alicia, Helena, Julieta, Penélope; vuelve a vivir esas historias en que aparentemente pierde pero subsiste su heroísmo, su voluntad, su necedad, sus ganas de permanecer, de hacer perdurar sus batallas aunque no sienta que haya ganado, porque su heroísmo consiste en volver a levantarse y no dejar de luchar.

                Más allá de la temática, hay que insistir en que Kyra Galván es una extraordinaria poetisa que por un lado personifica la lucha de todas las mujeres, y por otro lo hace con una voz propia, singular, única en la literatura mexicana.

 

¿Es molesto que el lector de 1977 encuentre que la autora de un clásico juvenil persista en la rebeldía de la madurez después de 38 años? No: los clásicos reviven a diario, persisten a diario, se reinventan a diario.