En 1989 se publicó en la más o menos efímera colección Cuadernos
de la Gaceta, del Fondo de Cultura Económica, la primera versión de José Emilio
Pacheco de los Cuatro cuartetos, de
T. S. Eliot. Desde entonces le quedó el deseo de hacer una nueva versión
(“aproximación”, decía) más cercana al original, y eso que ya era mucho mejor
que las realizadas por Vicente Gaos (Realp, 1951, Barral Editores, 1971 y
Premià, 1977) y José María Valverde (Alianza Editorial, 1977).
Esta
nueva aproximación, por la benemérita Era y El Colegio Nacional (y con presentación
de Luis García Montero, una edición simultánea en Alianza Editorial que poco
llegará a México) hace más que correcciones, precisiones; el lector encontrará
pequeñas diferencias con respecto a la edición anterior, ya legendaria y
agotados muy pronto sus dos mil ejemplares (y a la que se llamó “traducción”);
cambios apenas perceptibles, pero importantes.
En
realidad, lo que llama la atención son las abundantes notas y sobre todo la
biografía, concisa pero llena de datos que acentúan la importancia de uno de
los más grandes poemas del siglo XX.
En las
notas el lector encuentra la causa por la que Pacheco trabajó tanto en la
“aproximación” de este poema, o conjunto de poemas: como con Antonio Machado,
César Vallejo y Luis Cernuda, en Eliot hay una intención muy precisa de definir
el tiempo, en que el presente se eterniza ante la desaparición del pasado y la
imposibilidad del futuro, tema que abunda no sólo en la poesía de Pacheco, sino
en sus obras en otros géneros; también, la Segunda Guerra Mundial, sus
antecedentes y sus consecuencias a plazos mediatos e inmediatos (varios cuentos
de El principio del placer, “Tarde de
agosto” en El viento distante, Las batallas en el desierto y sobre todo
Morirás lejos); la no tan inesperada
e inadvertida presencia de varios capítulos mitológicos, también presentes en
la obra de Pacheco, y en especial la erudición, que ilustra pasajes que
pudieran parecer oscuros en el poema; erudición borgeana, y con la misma
intención: mostrar que la cultura, antes que entorpecer la lectura, la hace
menos densa, más clara.
Si se
compara con las “versiones” y “traducciones” de Gaos y de Valverde, es clara la
superioridad de la “aproximación” de Pacheco: un solo ejemplo: los versos
iniciales “El tiempo presente y el tiempo pasado / Están tal vez ambos
presentes en el tiempo futuro / Y el tiempo futuro contenido en el tiempo
pasado” (Gaos); “El tiempo presente y el tiempo pasado /están quizá presentes
los dos en el tiempo futuro / y el tiempo futuro contenido en el tiempo pasado”
(Valverde), en Pacheco quedan “El tiempo presente y el tiempo pasado / Acaso
estén presentes en el tiempo futuro. Tal vez a ese futuro lo contenga el
pasado.” Dice lo mismo pero mejor, sin calcar el “both” de Eliot, que en
español queda implícito y obvio. En alguno de sus célebres “Calendarios” Pacheco
recordaba que para ser buen traductor no es indispensable el manejo del idioma
del que se traduce, sino el dominio del idioma al que se traduce.
Sin
mencionarlos, Pacheco hace evidente que sigue la ruta de “el mejor artesano”,
según calificación de Eliot al fuego purificador de Ezra Pound, quien aconseja
que la poesía debe estar tan bien escrita como la prosa, sin redundancias,
sinalefas innecesarias, sin rimas involuntarias, que pueda leerse con claridad
aunque el poema sea difícil, hermético, lleno de citas eruditas. Pound en El arte de la poesía (Joaquín Mortiz,
1970) y en Introducción a Ezra Pound
(Barral Editores, 1973), traducciones de una parte de Ensayos literarios, seleccionados por Eliot, da lecciones claras
sobre cómo leer y escribir poesía, consejos seguidos fielmente por Eliot y por
Pacheco.
Eliot o
una de sus esposas dio preferencia a Vicente Gaos para que vertiera los Cuatro cuartetos al español; él y Valverde
tradujeron palabra por palabra a Eliot; Pacheco reescribió el poema, como lo
hubiera hecho Eliot (lector, por cierto, de los Modernistas, aunque no apreció
a su coetáneo López Velarde, tan parecidos en ciertos aspectos). Excelente
libro, excepto por la abundancia de erratas, sobre todo en la Cronología.
No hay comentarios:
Publicar un comentario